Aquellos espectáculos eran los que Disraeli tanto admiraba de Inglaterra. En cada una de aquellas casas se encontraba un gentilhombre de tez tostada y rojiza, un hijo de ojos claros, y varias hijas misteriosas y puras. Concentraban el depósito desde el que Londres extraía sus fuerzas, y donde crecían los hombres que habían de mantener el imperio para su reina. ("Disraeli", André Maurois, 1927: 80)

      ― o ―
      Virement bancaire
      Cart is empty