La óptima administración del emperador Trajano (98-117) desembocó en el apogeo de Roma, cuyo imperio alcanzó su máxima extensión terriorial. Tras costosa preparación y dos sangrientas campañas (101-105), derrotó a los dacios en Transilvania, y en Oriente conquistó Armenia, Mesopotamia, y hasta la misma capital de los partos, Ctesifonte (116), en el Golfo Pérsico. (Jaume Vicens Vives, 1959: I, 74)

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