La elección de apoyar a su hermano, el pretendiente Alfonso, y no a su hermanastro, Enrique IV, iba a cambiar el destino de Isabel. La decisión se antoja atrevida, pues nadie sabía cómo iba a terminar la guerra civil, y muestra la lucidez de su genio por primera vez. Además, a cambio de su nueva lealtad, habría de prevalecer su voluntad a la hora de contraer matrimonio. (Giles Tremlett, 2017: 57)

      ― o ―
      Wire transfer
      Cart is empty